En nuestro Mensaje para el Adviento y la Navidad de este año proclamamos que “La alegría del Pesebre es que el mismo Dios bajó del cielo, se hizo hombre y habitó entre nosotros. Pero el pesebre era pobre, solitario, oscuro.
El Hijo de Dios escogió nacer sin lujos, vivir la migración a Egipto desde niño y morir desnudo en una cruz. Al momento del parto, allí sólo estaban María y José, sin familiares y amigos para felicitarles. Sin embargo, en el silencio, en la soledad, allí estaba Jesús, dejándose amar, dejándose cuidar.
Por eso, en esta Navidad 2020, retomemos la alegría de que Jesús nazca en medio nuestro, en los matrimonios, en la intimidad de nuestras familias. Él es nuestra Esperanza y nuestra alegría. Abramos las puertas a la Virgen María en nuestros hogares para que, con San José, podamos ser testigos de la Verdadera Navidad, que es Jesús.
Del mismo modo, les invito a que desde ahora, se unan a la celebración del Año de San José que ha convocado el Papa Francisco y que sea una ocasión para resaltar la figura del padre en las familias, lo que ella significa, su importancia.
Que el Señor bendiga a todas nuestras familias.
¡Muchas felicidades!
- Daniel Fernández Torres
Obispo de Arecibo
Published by