Tomado del Periódico Buenas Noticias de la Diócesis de Arecibo de Noviembre 2022
“Adonde no hay amor, pon amor y sacarás amor”
Ante una gran multitud presente en su Santa Iglesia Catedral San Felipe Apóstol, Su Excelencia Reverendísima Mons. Alberto Arturo Figueroa Morales inició su ministerio episcopal como pastor de la Diócesis de Arecibo el 17 de octubre de 2022.
La toma de posesión canónica inició con el recibimiento del obispo electo en las puertas de la Catedral. De allí fue dirigido a la capilla del Santísimo Sacramento, y después de hacer oración, hizo profesión de fe y el juramento de fidelidad ante el Delegado Apostólico de Su Santidad en Puerto Rico, S.E.R. Mons. Ghaleb Moussa Abdalla Bader. Luego comenzó la celebración de la misa, presidida por el Arzobispo Metropolitano de San Juan Mons. Roberto Octavio González Nieves, O.F.M , quien después del saludo ritual, pidió al Delegado Apostólico que leyese las Letras Apostólicas, las cuales fueron mostradas por el Canciller de la Diócesis de Arecibo Padre Jorge Yamil Morales. Inmediatamente después, el Arzobispo invitó al Obispo Electo a tomar posesión de la cátedra y le dió el báculo pastoral con el que inició su ministerio como quinto Obispo de la Diócesis de Arecibo. El rito culminó con el saludo de parte del Vicario General de la Diócesis, Padre Jorge Virella, varios representantes del Colegio de Consultores, del clero, religiosos, religiosas, seglares y la familia del Mons. Alberto Figueroa.
“Encargado de este ministerio por pura misericordia, no nos acobardamos, pero llevamos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros.” Con esta frase inició su homilía Mons. Alberto Arturo Figueroa Morales, quien se dirigió a los allí asistentes, incluyendo a los fieles católicos que sintonizaron por radio y televisión para escuchar las primeras palabras del nuevo obispo.
Recordó además los sabios consejos que recibió del Papa Francisco durante una audiencia celebrada el pasado 8 de septiembre, día de la Natividad de la Virgen, ante la presencia de 152 obispos, entre ellos Mons. Angel L. Rios Matos, Obispo de Mayagüez, y Mons. Luis F. Miranda Rivera, Obispo de Fajardo-Humacao. En dicha audiencia, preguntó al Santo Padre sobre cómo podrían ayudar a sus fieles a sanar las heridas interiores, el resentimiento y la duda, quien en su respuesta los animó a todos a “restañar las heridas, animar a la esperanza y fomentar la cercanía. Los obispos tienen que ser los primeros en dar muestras de comunión, de auténtica colegialidad, de fraternidad y de sinodalidad, no solo en las formas exteriores sino en profundidad.”
Culminó su homilía convocando a la unión y el trabajo en esta gran obra de sanación, puesto que la responsabilidad no es suya completa, por lo que hizo un llamado especial a todos los miembros de la Iglesia Católica, sacerdotes, diáconos, consagrados, laicos, familias, seminaristas, servidores del altar, catequistas, ministerios, movimientos y toda persona de buena voluntad. Recordando expresiones de San Ignacio de Antioquía, exhortó a que “busquemos lo que nos une, un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y padre de todos”. También recalcó la importancia de trabajar unidos “por nuestra diócesis, por nuestra provincia eclesiástica de Puerto Rico, a la que pertenece esta amada diócesis y por toda la santa iglesia católica a la que pertenece esta provincia eclesiástica, siguiendo en esto las enseñanzas y el ejemplo de San Ignacio de Antioquía.”
Fotos de Rafy Colón
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