Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,16-19):
EN aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«¿A quién compararé esta generación?
Se asemeja a unos niños sentados en la plaza, que gritan diciendo: “Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado”.
Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Tiene un demonio”. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”.
Pero la sabiduría se ha acreditado por sus obras».Palabra del Señor.
Los desafíos de entender los tiempos:
El Evangelio de hoy nos presenta una comparación poderosa: Jesús asemeja a su generación con niños que no logran ponerse de acuerdo, quejándose ante cualquier iniciativa. Este retrato no solo describe una actitud de rechazo, sino una falta de discernimiento para reconocer las señales de Dios en la vida cotidiana. En nuestras comunidades y parroquias, también enfrentamos este reto. A menudo, nos cuesta comprender los cambios en nuestro entorno o las necesidades específicas de las personas. ¿Cómo podemos aprender a escuchar con apertura y responder con caridad?
La indiferencia como obstáculo:
La indiferencia puede ser uno de los mayores enemigos de una comunidad activa. En el pasaje, ni la austeridad de Juan el Bautista ni la cercanía de Jesús fueron suficientes para captar la atención de aquellos que cerraron sus corazones. Hoy en día, esto puede reflejarse en actitudes de apatía hacia las iniciativas pastorales o en críticas destructivas que no buscan construir. Como cristianos, estamos llamados a ser sensibles a las necesidades y aportar soluciones en lugar de juzgar desde la distancia.
Sabiduría en la acción:
Jesús concluye el pasaje con una afirmación profunda: «La sabiduría se acredita por sus obras.» Esta frase nos invita a reflexionar sobre cómo nuestras acciones hablan más que nuestras palabras. En el trabajo apostólico, muchas veces nos enfrentamos a críticas, pero es la perseverancia en el bien lo que finalmente da frutos. En la parroquia, las obras de amor y servicio son el testimonio más potente del Evangelio que podemos ofrecer.
El llamado a la autenticidad:
Jesús vivió con autenticidad, sin preocuparse por las opiniones cambiantes de quienes le rodeaban. Este ejemplo nos enseña a mantenernos firmes en nuestra vocación, aun cuando enfrentemos incomprensión. En los movimientos apostólicos, esta autenticidad se traduce en acciones coherentes con el mensaje de Cristo, sin buscar aprobación mundana, sino la gloria de Dios. ¿Estamos siendo fieles al Evangelio en nuestras decisiones y actitudes diarias?
Construyendo comunidades receptivas:
Para contrarrestar la crítica infundada y la apatía, nuestras comunidades necesitan fomentar un ambiente de acogida y discernimiento. Esto implica educar a nuestros miembros en la escucha activa y la empatía, promoviendo el diálogo abierto y respetuoso. Como Jesús y Juan, debemos adaptarnos a las realidades que enfrentamos, pero siempre guiados por la verdad. Así, nuestras parroquias y movimientos se convertirán en espacios donde todos se sientan valorados y llamados a participar.
Meditación Diaria:
El Evangelio de hoy nos invita a reflexionar sobre cómo respondemos a las manifestaciones de Dios en nuestra vida. ¿Somos como los niños que se quejan y rechazan todo, o buscamos abrir nuestros corazones para entender su voluntad? En nuestra comunidad, Dios nos llama a mirar más allá de nuestras preferencias y a reconocer su presencia en lo cotidiano. Cada acto de amor, cada oportunidad de servicio, es una señal del Reino que debemos abrazar.
Pidamos al Señor que nos ayude a ser personas abiertas, capaces de discernir los tiempos y de actuar con sabiduría. Que nuestras palabras y obras sean un reflejo de su amor, y que, como comunidad, trabajemos unidos para construir un espacio donde la verdad y la caridad sean nuestras guías.
Published by